domingo, 14 de abril de 2013

Mi primer cuento :)


La madriguera de la cebolla.

Las gotas del rocío invadían  por completo el jardín de karstin, que, molesta con el panorama, decidió meterse en la seta gigante que era su casa, pues era muy  temprano como para andar  limpiando.
Karstin era una joven cebolla, era de las más guapas y más pequeñas de su cosecha, siempre la admiraban por sus innumerables capas, su bondad, por su simpatía y  por un sinfín de virtudes.
Tenía amigos, una familia que la adoraba, pero a Karstin le faltaba algo que ninguna de las demás cebollas nunca  había sentido, que era el amor.
Sus padres la habían educado para que nunca se enamorara de nadie, pues era una cebolla y al menos en el clan en el que ella vivía, se consideraba algo muy difícil poder caer en las redes del amor. Ella misma sentía que tenía algo que dar, pero ninguna de las cebollas estaba dispuesta a darse a conocer, pues sinceramente, todas eran muy introvertidas.

Un día en la escuela superior de hortalizas, conoció a un pimiento verde que se llamaba Pitu.
El era diferente a todos los demás, su altura era bastante inferior a todos sus amigos, era el único que la comprendía, que escuchaba sus sentimientos, de los únicos que cuando estaban a su lado no lloraba, y esto hacía a nuestra protagonista sentir especial y única.

Un día Pitu le dijo de salir a dar una vuelta al charco, que era un lago que había al final del pueblo, que hoy no había quedado con sus amigos los tomates, y karstin ilusionada, y sin pensárselo dos veces accedió.
Y allí estaban, sentados  acompañados la tenue luz del atardecer, intercambiando miradas y risas, y compartiendo pensamientos como siempre acostumbraban a hacer.
Pitu había estado meses y meses fijándose en karstin, siempre la había visto por los pasillos, pero siempre había tenido miedo de que ella no le correspondiese, o que nunca fuera capaz de abrirse a él, pues las cebollas no tenían fama de enamoradizas, pero ella era diferente, desde el primer día sabía que era ella con la que quería pasar una vida.
Esfuerzo tras esfuerzo, semana tras semana consiguió ir ganándose su confianza, y allí la tenia, a su lado, tan bella como siempre, y algo sonrojada.

-Bueno karstin tengo algo que decirte-
-¿A si?- dijo totalmente avergonzada
-Empezare por esto, eres una hortaliza increíble, cuando estoy a tu lado, todo parece desparecer, todo, excepto tu, que ahí estas mirándome con esos ojos que me enamoraron desde el primer día que te conocí…-
-No, no sé qué decirte, solo que lo siento que yo también te amo, cuando estoy a tu lado, me siento protegida, como en una madriguera pero...-

Pitu interrumpió aquel pero haciendo que sus almas se fundieran en un beso.

Desde aquel día karstin y pitu vivieron momento inolvidables, recuerdos que insustituibles, pero todo lo bueno se acaba  un día nuestra a protagonista empezó a sentir cosas extrañas, pues ya no sentía aquella llama que había sido la desencadenante de tardes y tardes admirando el sol,  de conocerla, de amarla… un día lluvioso, lúgubre, decido acabar con esa relación e irse para siempre.

Karstin estuvo día y días llorando con sus propias capas, sabía perfectamente que es lo que había pasado, y recordó aquel día en el que Pitu había interrumpido aquel pero, con su primer beso, y es que ella nunca podría ser capaz de enamorase, no terminaba de sentirlo pues en el fondo, ella ya sabía que nunca saldría bien, y es que aquella dulce madriguera se convirtió en una solitaria habitación.

 Tiempo después  la solitaria cebolla abrió un sobre, un sobre que era de su antiguo amor platónico, con una carta que decía así:

"Te busco en la lejanía de mi mente.
 Te busco, pues quiero siempre conmigo tenerte.
La lluvia se mezcla con mis lágrimas mientras te busco.
Intento imaginarme que estás,
 y que te amo, pero cada vez que creo tenerte, te vas

 Te pienso, y te vuelvo a pensar, y por más que busco, te vas...
 Voy a prometerle al cielo que te doy por imposible,
 Pero jamás me imaginé que no pudiese cumplir esa promesa,
Pues en la incesante lluvia, aun te busco
Te he perdido para siempre, sé que no vas a volver,
 A pesar de eso, yo siempre te voy a querer.
 Esta pesadumbre que siento  jamás cesa,
 Solo me queda por decirte...te quiero siempre princesa.
Te has llevado mi vida, como tu belleza a la Luna.
 Ya no te tengo...pero puedo seguir besándote.
 Es complicado, pienso. ¿Recuerdas el día que me dijiste ya no te amo?
Pues aquel día tú te llevaste mi cordura Pero yo, me quedé con tus labios.

Espero que siempre me recuerdes, que nunca olvides aquellos bellos momentos que tú y yo vivimos juntos.
Muchos besos y recuerdos:
Pitu.