sábado, 9 de febrero de 2013

Buscado al buscado :D


Aquel lluvioso día de invierno me metí en un antro que divisé a la vuelta de la esquina.

Henry and company se llamaba el nombre de aquel curioso bar en el que estaba dispuesto a ahogar mis penas.

                    

Cuando entré, estaba más que abarrotado de gente, como no, siempre estaba rodeado de ellos, había mesas redondas de distintos colores y formas y las sillas parecían sacadas de otro siglo futurista.

Me senté en la barra del bar, en un taburete en el que me costó muchísimo subir, pedí un Burbon bien cargado y  me puse a analizar a los camareros.

El que me atendió iba lleno de pircing y tattoos, hubo uno que me llamó mucho la atención, eran dos rosas una rosa, y otra blanca, que estaban entrelazadas entres si, era precioso.

-Aquí tiene- me dijo aquel curioso camarero que parecía salido de un circo, y que por cierto interrumpió mis pensamientos.

Cogí aquel vaso chato, eché un gran trago, y al instante empezó a arderme la garganta, (literalmente).

 

Me puse a pensar;

No tenía familia, no tenía apenas amigos, no tenía amigos y no era ni mucho menos rico, pues tenía un trabajo en el que todo el mundo me buscaba, todo el día entre gente muy diferente, entre familias amigos parejas y desconocidos, y es que todo el mundo me buscaba pero el que no se encontraba con uno mismo era yo…

Tenía graves dudas, sobre la existencia, y sobre si estaba conduciendo mi vida por el camino perfecto.

 

Me quité las gafas, y me bebí de un trago lo que quedaba en aquel chato…

Cuando quise darme cuenta ya iba por la octava ronda, era muy triste emborracharse solo, -no debería usted beber mas- me dijo el camarero, le hice caso, pagué la cuenta y decidí marcharme de aquel extraño bar.

 

Seguía lloviendo, al contrario que hace unas horas no me desviví en taparme para protegerme de la lluvia.

Miré hacia el cielo, y noté como iban las gotas recorriendo todos los rasgos de mi rostro.

No era capaz de sostenerme sobre mis dos pies asique decidí ir al callejón de la calle paralela y sentarme junto al contenedor, bajo la lluvia.

Lo único que brotaba de mis ojos eran lágrimas, me sentía como aquel niño sin piruleta, o aquel adolescente incomprendido.

 

Puse mi cabeza entre mis rodillas, y me quedé helado, atónito, impresionado, descolocado por lo aunque mis ojos borrosos acababan de divisar... Me pregunté si sería el efecto de alcohol, porque aquel gatito rallas de colores  no podía ser más que fruto de mi imaginación.

 

-A mí también me están buscando todo el día – me dijo con una voz muy grave y ronca

- Eh ¡amigo, te estoy hablando a ti-

-Sí, si lo sé pero ¿realmente existes?- le pregunte algo descolocado

- Si, si que existo igual que tu ¿No?-

- Si, pero ojala no fuera así- (no me lo podía creer estaba hablando con un gato multicolor) me dije para mis adentros.

-Calla, deja de lamentarte y escúchame pero no con la cabeza si no con el corazón ingenuo humano-

-Vale- dije con algo de indiferencia

-A nosotros nos buscan por quienes somos, y por qué hacemos, nuestra labor es increíble,  no desahogues tus penas en alcohol, no merece la pena, no llores, porque, como te he dicho antes eres grande, provocas miles de sonrisas en los niños cuando te encuentran , e incluso unes familias, piensa que eres único como yo, no tienes muchos amigos, es cierto, pero los amigos que tienes serán para siempre, no eres rico, pero tu corazón no tiene precio, y no tienes pareja, bueno tiempo al tiempo, amigo valórate mas a ti mismo-

Valore aquellas sabias palabras del minino multicolor, iba a contestarle, pero ya había desaparecido.

 

Desde aquel día, valoré mucho más las cosas, me volqué al 100% en mi trabajo, pues me di cuenta de la verdadera esencia de la vida, había aprendido a valorar lo que tenia, a que no se mide la riqueza de una persona por el dinero que tenga, si no por la cantidad de cosas que no cambiaría por ello, y es que por fin, gracias al fenilo me había encontrado a mí mismo.

Sí, siempre visto con un jersey a rallas blancas y rojas y llevo un gorrito a conjunto, llevo gafas negras de pasta y zapatos negros, y me llamo Wallie.

 

                                                           L.Code

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