La tenue luz incandescente y el calor tan intenso de aquel
lugar, provocaban en mí, un efecto algo extraño, pues se me caían los parpados,
y no hacía más que intentar no caer, no
rendirme ni un segundo.
Escuchaba a las personas que estaban a mí alrededor, pero no
entendía demasiado bien, pues no prestaba la atención suficiente, de vez en
cuando, se oía alguna risa, en el fondo
yo sabía que tenía que atender, pues aquella clase de ética era la última antes
del examen trimestral.
Estaba la profesora explicando que era a felicidad según
diferentes filósofos.
Spinoza, pensaba que la clave de la felicidad esta en dar con
aquello que te hace crecer, y en evitar aquello que nos empequeñece. Tenemos
que experimentar, entrar en contacto con
las cosas y las personas, y sobre todo hay que seguir el criterio de la alegría
y del gozo como guía de nuestras acciones.
Me cuestioné seriamente la veracidad de esta filosofía, y si yo
sería feliz según este hombre, porque a veces lo que te empequeñece, te hace
crecer como persona, como por ejemplo me pasó ayer.
Mis pies iban desacompasados con todo el resto de mi cuerpo,
sentía como el corazón se me salía por
la boca. Metí mi último apretón y justo me di un fuerte impulso, para caer
dentro del bus que por unos instantes
daba por perdido.
Saqué de mi riñonera de colores mi cartera roja, y la acerqué al
aparatito que hacia un “Piiii” y me descontaba un viaje del saldo de la tarjeta
del bus.
Me senté en la parte trasera del bus, como siempre solía hacer,
pues allí era donde bullían mis pensamientos y decisiones más profundas.
Estaba exhausto y algo decepcionado, bueno, un poco bastante,
pues no había sido capaz de contarle la verdad a mi pareja, y es que esa
mentira acabaría conmigo.
“No puedo seguir
mintiendo sin pudor alguno a la persona que más quiero en el mundo” dije para
mis adentros y seguí pensando “he sido
muy cobarde… pero ya son 7 meses intentando decirle la verdad”.
En ese instante, un hombre de unos 35 años con una camiseta del
Real Madrid (como tenía que ser) y con cara de pocos amigos, interrumpió mis
pensamientos, eufórico gritando “!!Goooooollllll¡¡.
Un muchacho de unos diez años preguntó que quien había metido, y
dijeron que Cristiano Ronaldo, y se dibujo una sonrisa triunfal, en la boca de
algunos pasajeros y en la mía por supuesto.
Por unos momentos se me había olvidado que tenía un gran
problema, que era el de conseguir asumir ante mi pareja que llevaba 7 meses
metiéndole sobre mi pasado, y es que esa misma tarde, ella me había preguntado,
y yo le había vuelto a mentir.
Desbloquee el móvil, decidí decirle toda la verdad, pues ya no
podía más con la bola de mierda (que es en lo que se había convertido aquella
mentira piadosa).
Me sentía una mala persona, una traidor… el tipo de persona que
yo no era.
Vi que en el whats up me salía en su perfil el típico “En línea”,
y me puse a hablar con ella.
Conforme la conversación avanzaba, las lágrimas se dibujaban con
más frecuencia en mis ojos, y es que nunca podría haber imaginado que nada así
hubiera pasado, esa reacción fue muy extraña en Alex…
“Ya sabía que mentías… te crees que no te conozco cariño, y es
que cuando te digo te conozco más de lo que piensas y tú me dices que no, es un
sí.
No me importa que mintieras en un pasado y que hayas sido capaz
de decírmelo en un presente, eso me hace feliz y no pasa nada, no llores que
eres el hombre de mi vida, y bueno tranquilo que yo te sigo queriendo :P ”.
Esa… esa había sido su respuesta, en aquel momento en mi rostro
se dibujó una gran sonrisa en mi cara, y unas lágrimas cayeron desde mis ojos
hasta mi corazón.
El hombre que había anunciado el primer gol me dijo:
-Hemos ganado-
Y con una sonrisa de oreja a oreja le contesté sinceramente -Si hemos ganado-.
L.Code